La moda de la Selva Negra

13.7.13

Amor rutilante





Un día nos repartimos los dos trocitos de la luna rota de un armario. En las tardes de canícula aburrida, el sol se resbalaba en los añicos y nos enviábamos, ella desde el alféizar y yo desde el camino, los fogonazos de un amor primerizo, cándido. A ella no la dejaban salir y a mí me gustaba aquel juego sin malicia.
En el otoño, empezó la escuela. La esperé con ansiedad para compartir los recreos, y hablar de lo nuestro. Pero su pupitre permaneció vacío. Supe que enfermó. Deambulaba cada día, hasta llegar a su calle apartada. A veces, después de largos minutos de angustia, se corrían los visillos y un chispazo se posaba como una mariposa en mi cara. Lloraba de alegría, al final me sacaba el pañuelo y me secaba los lagrimones, para que los muchachos no se rieran de mí.
Se presentó un invierno castigador. De las clases volvíamos mis hermanos y yo con la noche en los tobillos. Nos encerrábamos para no dejar entrar los cuchillos del frío. La primavera más tarde puso las cartas sobre la mesa. Me planté debajo de su ventana, aguardando unos destellos que nunca llegaron. Tampoco la volví a ver.


Propuesta para Esta Noche te Cuento para el mes de junio

8 comentarios:

  1. Los añicos del amor infantil. No se sabe si murió o si quisieron alejarla de él. O del clima.
    Muy bien.
    Juan M

    ResponderEliminar
  2. Me ha enternecido, Mei. Es un cuento muy dulce a pesar de la tristeza que contiene. Y me ha gustado mucho cómo lo has desarrollado, de manera estacional y sin cargar las tintas en los elementos plañideros. En menos de un año, la peque se fue, ay.
    Un beso bien grandote.

    ResponderEliminar
  3. Tierno y triste primer amor. La descripción invernal es fantástica.

    Abrazos, muchos.

    ResponderEliminar
  4. Qué hermoso lo de la luna repartida, lo de la noche en los tobillos, lo de los cuchillos de frío.
    Creo que te lo dije allí. No sé. Si no lo hice te lo digo ahora; si te lo dije, te lo repito, Mei.
    Un abrazo desde el Mediterráneo.

    ResponderEliminar
  5. Dibujas muy bien esos momentos que llenaron nuestras vidas. Esa dualidad amistad-amor que se mezclan en los sentimientos de niños.

    Saludos

    ResponderEliminar
  6. Si te apetece compartir tus relatos, echa una ojeada a ésto:
    http://280ypunto.blogspot.com.es/
    Un saludo

    ResponderEliminar
  7. El trasiego de los amores infantiles desde el prima de las estaciones está fenomenalmente narrado, Mei. Me gusta especialmente que la muerte no sea protagonista, a pesar de subyacer en el texto.

    Está precioso, creo que de lo que leí ese mes ¡es digno de mención y de premio!.

    Un besote desde mis vacaciones estivales.

    ResponderEliminar
  8. Ya lo comenté en ENTC pero hacía que no te visitaba y te vuelvo a repetir por aquí que es muy bonito el relato. Sin más crítica, me encanta.
    Un abrazo

    Invitada quedas a Montesinadas y espero que si pasas te guste y te quedes.

    http://montesinadas.blogspot.com.es/

    ResponderEliminar

Seguramente hay oro en tus palabras